Entrevista Isabelle Moretti
patrona de la asociación
Como alguien que toca en todo el mundo y además da muchas clases magistrales, ¿podría hablarnos de sus sentimientos respecto a las diferencias en el acceso a nuestro instrumento?
instrumento?A menudo siento tristeza e impotencia ante la disparidad de acceso a nuestro instrumento en las distintas partes del mundo.En China, Hong Kong o Corea, por ejemplo, es habitual ver a alumnos muy jóvenes de 10 años con una preciosa arpa dorada recién estrenada. Obviamente, me alegro por ellos (aunque, por otro lado, creo que las arpas demasiado grandes ponen en peligro sus espaldas). En cambio, en América del Sur y Central, por ejemplo, muchos jóvenes no pueden permitirse comprar un arpa, ni siquiera de segunda mano. Aún recuerdo al estudiante que se quedaba a dormir en el Conservatorio, en la clase de arpa, para poder aprovechar la disponibilidad de la sala a primera hora de la mañana y trabajar allí. Al no tener arpa y vivir demasiado lejos, no tenía otra solución. ¡Amaba tanto el arpa y la música!
Por supuesto, no es tan caricaturesco, pero el hecho es que no todo el mundo puede permitirse un arpa. Todos conocemos a jóvenes arpistas con talento (!) que o no tienen arpa o tienen una que no está adaptada a su tamaño y nivel.Los fabricantes de arpas hacen todo lo que pueden para apoyar y ayudar a estos jóvenes, al igual que algunas asociaciones como El Sistema, Demos y otras, pero sigue siendo insuficiente. Todo el mundo tiene claro que la humanidad atraviesa un periodo complicado, y por eso la asociación 1% HARP me parece que ha nacido en el momento justo.Más que nunca, tenemos que unirnos para «crear el mundo que queremos ver» permitiendo a estos jóvenes arpistas sin arpa realizar sus sueños.
En su opinión, ¿cuáles son los puntos esenciales para aprender a tocar el arpa, aparte del acceso a un instrumento decente?
Bueno, en primer lugar, poder comprar cuerdas. Es la segunda gran dificultad a la que tendrá que enfrentarse, porque puede arreglárselas sin un taburete o un coche, ¡pero no sin cuerdas! A continuación, busca un lugar donde se pueda enseñar a tocar el arpa. En algunos países hay muy pocas clases de arpa fuera de las capitales. Y aquí volvemos al hecho de que, para abrir una clase, se necesita al menos un instrumento y que los alumnos puedan practicar fuera del aula. Es como la pescadilla que se muerde la cola.